5 de junio de 2009

EL MADRAZO EN EL AJUSCO parte 1


Le llaman la bajada del muerto y es un camino, a veces vereda a veces brecha, de unos 8 km de extensión, con lodo y piedras, algunas muy grandes y ninguna tiene los bordes redondeados... para llegar al inicio de tal camino hace falta llevar las bicis en algún vehículo pues esta muy cerca del pico del águila, la parte mas alta del Ajusco, así que subir pedaleando no es la mejor opción.
Antes de comenzar el descenso tienes que pagar, en ese entonces creo que fueron 10 pesos, y te pegan un sticker con la fecha en el casco a manera de comprobante.
Era una mañana medio nublada del 5 de mayo del 2001, eran creo las 8 am, Gaby, Beto y yo íbamos en su carro con las bicis bien amarradas rumbo al fresco Ajusco, pero ese día las cosas serian diferentes, después de andar en las brechas que ya conocíamos, no se por que, se nos ocurrió desafiar la bajada del muerto. Sabíamos que no era un descenso fácil así que solo lo intentaríamos Beto y yo, Gaby bajaría por la carretera con el carro y nos esperaría en la entrada del parque San Nicolás, que es por donde saldríamos después de desafiar a la montaña.

los primeros metros son una bajada con cierta pendiente, tierra suelta y arboles bordeando el estrecho camino, ahí tuvimos la primera caída sin consecuencias y muy divertida... para andar bajando montañas en bicicleta hace falta condición, fuerza y técnica, hay que saber como sujetar en manubrio, como frenar, hacia adonde cargar el peso y sobre todo saber hasta que momento mantienes el control de la maquina y cuando te has vuelto solo un pasajero. Las velocidades que se alcanzan allá arriba no son tan altas como en el pavimento pero créanme que bajar a 50km/hr por una brecha entre piedras y raíces esta muy cabrón. un par de kms adelante ya habíamos perdido el contacto por radio con Gaby, ahora estábamos solos con la montaña. Beto siempre se mantuvo delante de mi, el camino estaba mas difícil de lo que yo había calculado... lo mejor cuando andas allá arriba es no llevar audífonos, de esa forma aprecias la naturaleza, solo escuchas los fierros de la bici golpeando, el viento y tu respiración acelerándose, Beto ya estaba a mas de 100 metros adelante fuera del alcance de mi vista, no se por que decidí darle alcance, en una de los tramos mas inclinados y dejé ir la bici... en un instante me di cuenta de que iba muy rápido, realmente rápido¡¡¡ y en esas circunstancias ya no es fácil mantener el rumbo ni enfrenar, la bicicleta comenzó a rebotar, la suspensión ya no era suficiente para amortiguar los embates de las rocas en el camino, y en el camino estaba mi mirada (grave error) pues hay que ver mas allá para poder anticiparse. Ya era yo un pasajero y solo estaba esperando a que el terreno se nivelara un poco para comenzar a frenar cuando apareció frente a mi al salir de una ligera curva.
En esos caminos se van formando zanjas y algo parecido a altos escalones producidos por la erosión, uno de esos escalones, como de 90cm de alto en su parte mas alta se extendía a lo largo de la brecha dejando el paso libre solo por la parte que estaba pegada a la ladera, un ciclista ya se estaba levantando de una caída provocada por el escalón cuando Beto venía bajando, lo vio y alcanzó a barrer la bici y librar el obstáculo por la orilla de la derecha, se detuvo y bajó de la bici para advertirme pues sabía que venia yo a unos metros de el.

Levanté la vista y vi del lado derecho a un chavo sacudiéndose la tierra ya Beto bajando de la bici y frente a mi, el camino desapareciendo bajo mi llanta delantera, en ese momento no sentí miedo, eso vendría después, solo sentí que mis 100 kg de ese entonces volaban, al perder el piso la maquina se fue hacia adelante y el asiento me aventó con la cabeza por delante, no pude meter las manos y creo que eso fue lo mejor, aterricé 10 metros adelante, lo primero que toco tierra fue mi cabeza luego mi hombro y el homoplato derecho, por la inercia que traía rodé algunos metros mas y mis brazos y piernas golpearon las piedras sin control raspándome el codo y la rodilla hasta detenerme con la mirada en los arboles.



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